LA CUESTIÓN DE ORIENTE: LOS BALCANES
El oriente de oriente se
convierte durante la segunda mitad del siglo XIX en uno de los problemas más
acuciantes en la Europa contemporánea por una multiplicidad de causas. En
primer lugar el interés de dos grandes potencias europeas en controlar el territorio,
por un lado Rusia y por otro el Imperio Austríaco (desde 1867 Imperio
Austro-Húngaro), además de una antigua potencia en decadencia que es la
detentadora del territorio, el Imperio otomano, que irá retrocediendo sus fronteras
hasta el hinterland de Estambul. Se suman a este territorio una multiplicidad
de culturas y pueblos que conocen un desarrollo del nacionalismo y desean
aspirar a un estado propio, búlgaros, rumanos, húngaros, croatas, bosnios,
serbios, kosovares, albaneses, macedonios, griegos, moldavos, ucranianos,
montenegrinos, eslovenos, eslovacos, checos, bielorrusos, desearán acceder a la
formación de su propio país, pero encontramos una diáspora de pueblos que se
irá reestructurando hasta prácticamente nuestros día con germanos instalados en
los cárpatos, búlgaros al norte del danubio, griegos en los balcanes, etc.que
complicarán la formación de fronteras definidas y marcadas e impulsarán el
desplazamiento masivo de culturas hacia otros territorios. El baile de
fronteras marcará la ridicula situación de la multiplicidad de estados y
pasaportes que pudo llegar a tener una misma persona viviendo en el mismo
pueblo en un periodo de setenta años de longevidad media, pudiendo pasar hasta
por cuatro estados e incluso más.
Para determinar el punto de
partida habría que considerar la situación del Imperio turco en el momento
inicial de la desmembración. En este territorio conviven diferentes credos,
musulmanes, católicos, protestantes, ortodoxos, judíos, cada uno con su fueros
y responden ante su propia comunidad, dirigida por sacerdotes, rabinos, ulemas...
pero donde solo tenían pleno derecho los musulmanes, el resto vivía como
protegidos. El segundo gran problema del Imperio Otomano es su localización a
caballo de tres continentes, Europa, Asia y África que dificulta la
estructuración de un Estado homogéneo, y difícilmente defendible frente a las
presiones francesas y británicas, haciendo que pierda Egipto. El elemento
multinacional ya ha sido citado anteriormente. Por último, los problemas
económicos que atraviesa un imperio con insuficiencia de la recaudación, que
hace imposible afrontar las reformas que el ejército necesita, debiendo
recurrir a empréstitos extranjeros.
Por otro lado Rusia tiene claras
intenciones de ayudar el incipientes movimientos nacionalistas rumano, búlgaro
y serbio. Prueba de ello es el conflicto desatado en Crimea donde los rusos
prentenden hundir al Imperio Otomano para poder alcanzar la ansiada frontera Mediterránea. Francia y Gran Bretaña con el apoyo testimonial de Piamonte y
España se lo impiden frenando sus aspiraciones. Rusia cambia su política de
apoyo directo hacia un apoyo incondicional pero en la sombra.
LOS SISTEMAS BISMARCKIANOS
De la guerra franco-prusiana
emergió un nuevo Estado, el II Reich Alemán, que contaba con un poderoso
ejército basado en el servicio militar obligatorio, una férrea disciplina
militar, alta tecnificación y excelente preparación de mando intermedios y
altos mandos, así como un cuerpo de ingenieros eficaz e ingenioso. El nuevo
estado cuenta con una población en continuo aumento, una industria poderosa y
altamente tecnificada, capaz de disputar a finales de siglo XIX la hegemonía
industrial a la propia Gran Bretaña. No es de extrañar que el Imperio Alemán se
convirtiera en la nueva potencia continental europea.
Bismarck, el hombre fuerte de la
unificación y del nuevo Imperio, hasta 1890, estuvo empeñado en una doble
dirección de los asuntos alemanes. En el plano interno, trató de reforzar la
cohesión de Alemania a través del desarrollo económico y la asimilación de
aquellas minorías resultantes de las tres guerras de unificación. En el plano
internacional, su política se centró en e mantenimiento de la paz. Sabía que el
nuevo tratado firmado con Francia imponía duras condiciones a la vencida,
pérdida de Alsacia y Lorena, pago de una fuerte indemnización de guerra, lo que
podía acarrear las ansias de desquite francés. Bismarck deseaba ganarse al
confianza de los estados pequeños y grandes de Europa, convenciéndoles de que la
nueva nación no habría de suponer ningún peligro para nadie.
Para lograr este objetivo,
Bismarck establece tres líneas de actuación. A) aislar a Francia; b) estableces
alianzas con Rusia, Austria-Hungría e Italia; c) ocuparse de que esos aliados
mantuvieran buenas relaciones entre sí.
El Primer sistema Bismarckiano:
Creado en 1873, conocido como la
Entente de los Tres Emperadores, consistió en un acuerdo de carácter defensivo
entre Alemania y Rusia y un acuerdo personal entre Rusia y Austria, por el cual
debían consultarse en caso de divergencia o agresión de una tercera potencia. El
sistema era bastante precario y se tambaleó por los problemas de fondo que se
querían evitar. En 1875 Francia se había recuperado totalmente de la derrota
militar y en una crisis internacional con Alemania, Rusia dejó claro que no iba
a consentir el aplastamiento francés. En 1876-1878 una crisis balcánica entre
Rusia y Austria hace que se celebre El Congreso de Berlín de 1878 por el que se
mutilan ampliamente las enormes ventajas conseguidas por Rusia en su derrota a
la los otomanos y concedidas en el Tratado de San Stefano de ese mismo año.
Bismarck pudo observar que su aliado más firme en Europa era Austria y que en
caso de enfrentamiento entre Rusia y Austria tendría que apoyar a esta última.
El Segundo sistema Bismarckiano:
En 1879 se pone en marcha el
segundo sistema que consistía en el Tratado austroalemán de 1879 y el acuerdo
secreto de 1881 entre Alemania, Rusia y Austria, que se comprometían a guardar
una neutralidad benévola si eran atacados por una cuarta potencia. También
incluía la Triple Alianza, firmada en 1882 por Alemania, Austria-Hungría e
Italia, ésta última atraída por la reciente ocupación francesa de Túnez.
En 1883 se firmó un tratado de
reaseguro entre Alemania y Rusia, en el que los rusos se comprometían a guardar
neutralidad en caso de guerra defensiva contra Francia. En 1887 se renovó la
Triple Alianza por un periodo de cinco años.
LA PAZ ARMADA
A partir de 1890 la política
exterior alemana dio un giro tras la dimisión de Bismarck y la intervención
directa del Kaiser Guillermo II. Se hizo más belicosa y descuidó las relaciones
con Rusia, además Alemania se planteó jugar un papel más importante en la
política mundial y convertirse en una gran potencia colonial. El resultado fue
el aislamiento de Rusia que permitió que en 1892 Rusia virase su política hacia
Francia, saliendo ambas del aislamiento internacional y convirtiéndolas en
aliadas desde 1893. La agresiva política alemana obligó al entendimiento
franco-británico que culmina con la firma de la Entente Cordial de 1904 entre
ambas potencias.
Las crisis balcánicas:
El país más afectado por el
surgimiento de las nuevas naciones de Europa occidental, Italia y Alemania fue Austria,
la gran potencia central que extendía su influencia por Europa oriental. En 1859
pierde Lombardía y en 1866 el Véneto y su papel preponderante en Alemania. En
1867 se convierte en una monarquía dual, con dos reinos, Austria y Hungría. A
partir de esta fecha los diferentes movimientos nacionalistas del imperio
inician una política secesionista.
El imperio otomano está en crisis
lo que permite que se acrecienten las ansias imperialistas de Rusia y
Austria-Hungría y que ambas potencias actúen bajo pretexto de apoyo al
nacionalismo de cada región. Por otro lado Gran Bretaña recela del control del
canal de Bósforo por parte de Rusia y dedica sus empeños a mantener a Turquía
como potencia local en el Bósforo.
En 1875 estalla la Primera crisis
Balcánica: Bosnia y Bulgaria se rebelan contra el poder turco. En 1877 Rusia
declara la guerra a Turquía y Gran Bretaña, vigilante de su hegemonía en el Mediterráneo
Oriental interviene en favor de Turquía. En 1878 se forma el Tratado de San
Stefano, que es revisado en el Congreso de Berlín de 1878 en el que se limitan
sustancialmente las ventajas rusas en el Cáucaso. Estambul queda asegurada para
Turquía y nace Bulgaria. Bosnia queda bajo administración austrohúngara, Gran
Bretaña se queda con Chipre y Francia extiende su influencia por Túnez.
En 1903 se produce un golpe de
estado en Serbia cambia su política de acercamiento a Austria-Hungría por la
inclinación pro rusa y reclama Eslovenia y Croacia.
En 1912 estalla la segunda crisis
balcánica, solventada tras dos conflictos armados. Se crea la Liga Balcánica,
compuesta por Serbia, Bulgaria y Grecia, quienes atacan Turquía y los expulsan
de Tracia y Salónica. Pero el desacuerdo sobre el control de las conquistas es
total y Grecia y Serbia declaran la Guerra a Bulgaria que se había anexionado
esos territorios por su cuenta. El 10 de agosto de 1913 se firma el Tratado de
Bucarest por el que la derrotada Bulgaria se retira de esos territorios y se
reestructura el mapa: Tracia queda para Grecia, Macedonia para Serbia, la
Dobrudja para Rumanía y nace un nuevo estado, Albania.
La consecuencia es que ni Rusia
ni Austria-Hungría logran un claro bloque de alianzas y nace una nueva potencia
local, Serbia, a la Austria está decidida a aplastar.
Las crisis marroquíes:
El Kaiser Guillermo II estaba
preocupado por el entendimiento franco ruso al que se sumó en 1904 la creación
de la Entente Cordial. Esto hace que el Kaiser decida atacar directamente los
intereses coloniales franceses. En marzo de 1905 el Kaiser desembarcó en
Tánger donde pronunció un discurso en favor de la independencia de Marruecos.
Francia que tenía aspiraciones sobre este territorio evitó el conflicto,
resolviéndolo por la vía diplomática a través de la Conferencia de Algeciras de
1906. Francia consigue el Protectorado sobre Marruecos, excepto en la zona
norte que queda reservada para un país neutral, España- Alemania se queda sola
y no consigue sus aspiraciones.
En 1911 se produce la segunda
crisis marroquí. Los alemanes envían el buque de guerra Panther a Agadir con la
excusa de proteger a los ciudadanos alemanes ante los desórdenes internos que
se estaban produciendo. En realidad se trataba de un chantaje por el cual
Alemania reconocía los intereses de Francia en Marruecos a cambio de algunas
concesiones francesas a Alemania, casi insignificantes en sus colonias, Togo,
Camerún...
Si vis pacem para bellum
Tras ambas crisis el clima de tensión
se fue agudizando y la amenaza de guerra estaba en el ambiente. Los años 1905,
1908 y 1911 supusieron un claro peligro para la paz internacional. El
enfrentamiento se veía como inevitable, los periódicos lo pedían a gritos y los
estados se estaban preparando para el enfrentamiento con el reforzamiento de
sus respectivos ejércitos. Todo estaba listo para que el verano de 1914
estallara el conflicto bélico más cruento e inhumano jamás vivido hasta
entonces.