viernes, 27 de septiembre de 2013

REVOLUCIÓN FRANCESA Y EL IMPERIO NAPOLEÓNICO (1789-1815)


Antecedentes

Para entender un proceso revolucionario que se inicia como una revuelta popular motivada por la hambruna hay que tratar de buscar la multiplicidad de causas que la convierten en una revolución de carácter ecuménico y qué pautas adquiere el proceso revolucionario.

La extensión de las ideas de la Ilustración, no sólo a las élites intelectuales, si no también a las profesiones liberales, burguesía y el pueblo, principalmente entre los habitantes de las ciudades, facilita la difusión de los tres principales principios que sustentan el nuevo estado resultante. Por un lado la extensión del derecho de soberanía que pasa de residir en el Rey a la Nación o el Pueblo (Rousseau), quienes se verán representados por sus representantes en la Asamblea Nacional. Por otro lado se apuesta por la separación de poderes (Montesquieu), el ejecutivo, representado en el Rey y el Gobierno; el legislativo, detentado por los Estados Generales; y el judicial, asumido por jueces independientes que aplican una ley justa, global, universal e igualitaria, la Constitución.

El sistema social estamental provoca graves desajustes sociales entre unos privilegiados protegidos legalmente y amparados en sus abusos ante una población campesina que sufre el arbitrio de la justicia señorial. Asimismo, el desarrollo del comercio en los puertos franceses crea una clase comerciante que detenta el poder económico pero no adquiere ningún poder político, lo que provoca una cierta tensión con una aristocracia privilegiada, independientemente de su capacidad económica.

Otro elemento de tensión a destacar es la ruptura entre el trono y una aristocracia separada del poder. El absolutismo francés impone un silencio a las Cortes que no serán convocadas desde 1614 hasta 1789, 175 años en los cuales la nobleza, elemento principal de los Estados Generales, no puede elevar quejas ni peticiones al monarca. Su herramienta política se ve así cercenada, así como buena parte de sus aspiraciones.

En el plano económico Francia sufre una serie de males endémicos que se van a acuciar en los albores de la revolución. El modelo agrícola, de subsistencia permite la aparición cíclica de crisis de subsistencia, que extienden la hambruna en la misma medida en que se desarrolla la especulación por el precio de trigo, principal alimento. La carestía de pan y en menor medida el vino mantiene a la población en tensión, participando en asaltos a panaderías y engrosando el número de encarcelados por delito de robo o asalto por necesidad y convirtiendo el pueblo a estos reclusos en presos políticos que son encarcelados por buscar aquello que les pertenece por derecho propio, el derecho a la vida, a no morir de hambre. Además las arcas del Estado están vacías. El Rey mantiene una serie de gastos suntuarios excesivos en un momento en que la recaudación fiscal baja y tras años de guerra contra Inglaterra que han hecho mermar la Hacienda del Estado hasta casi la bancarrota. El monarca se propone cobrar impuestos a los aristócratas, medida que obliga a la convocatoria de Estados Generales.

Los Estados Generales y el proceso revolucionario. 1789

El proceso revolucionario francés está sucedido de una serie de etapas que van enconando el conflicto y radicalizando la situación hasta que un giro conservador devuelve la revolución a los cauces del control de las élites políticas. En un primer momento será la aristocracia la que se rebele contra las aspiraciones de la Casa Real. Después será la burguesía, el Tercer Estado el que se niegue a aceptar un retroceso en el proceso revolucionario. Finalmente el pueblo sale a la calle y obliga por las armas a ceder a Luis XVI a favor de los cambios que se están produciendo. El Rey juega un papel ambiguo desde el primer momento y sus constantes conspiraciones ante revolucionarias le acabarán costando la vida.

El 5 de mayo de 1789 se reúnen los Estados Generales en el Palacio de Versalles. La inoperancia durante casi dos siglos hace que las quejas se acumulen y queden recogidas en los Cuadernos de Quejas (Cahiers de Doléances). Están representados los estamentos privilegiados, nobleza y clero en un número de 300 representantes, mismo número que el estamento no privilegiado, el Tercer Estado. La primera discusión se centra en determinar si se vota por Estamento o por representante. En el Tercer Estado se aboga por representantes, mientras que el Rey quiere que se vote por estamentos. El voto por estamentos hace que el Tercer Estado, desde el 10 de junio se reúna por separado, invitando a los miembros de los otros estamentos a unirse en sus reivindicaciones.

El 20 de junio encuentran su lugar de reunión cerrado por el Rey y deciden reunirse en una sala próxima, la sala del Juego de Pelota (Jeu de Paume), donde juran reunirse siempre que sea necesario para conseguir el objetivo de crear una Constitución para el reino basada en principios liberales.

La oposición inicial del Rey no modifica sus intenciones y ante la fuerza que adquiere el grupo el propio Rey ordena que todos se reúnan conjuntamente dando lugar a una Asamblea Constituyente representada por todos los Estados Generales. El objetivo del monarca era reducir por la fuerza el movimiento y el 7 de julio se constituye, ante la incapacidad del Rey y la permisividad del ejército, la Asamblea Nacional Constituyente.

La revolución política está en marcha, el proceso es ineludible y el soberano francés se niega a adaptarse a la nueva situación. Ante ello el pueblo se levanta en armas el 14 de julio, momento en el cual se asaltan cuarteles, el ejército se niega a intervenir y se liberan los presos de la cárcel de la Bastilla, símbolo de la represión absolutista. Desde ese momento la revolución se extiende por todo el territorio francés y se constituyen ayuntamientos nuevos que reconocían la Asamblea Nacional como legítima.

Las primeras reformas y la Carta Constitucional 1791

Tras el movimiento insurreccional se empiezan a adoptar las primeras medias que configuran un Estado liberal. Desde el 4 de agosto se abolen las servidumbres personales y el diezmo (impuesto que se paga a la Iglesia y que representa el 10% de la cosecha), así como las justicias señoriales. Se establece la igualdad tributaria, judicial y jurídica, consiguiendo la libertad de acceso a cargos públicos. El 26 de agosto se elabora la Declaración de derechos del hombre y del ciudadano, que reconoce los principios de libertad, igualdad y soberanía nacional. El Rey se niega a aceptar estas reformas, pero, nuevamente la presión popular le obliga a aceptarlas.

La Constitución se promulga el 14 de septiembre de 1791. En su portada figura la Declaración de derechos del hombre y ciudadano. Se establece una monarquía constitucional, con división de poderes. El ejecutivo para el Rey, limitado por la Asamblea. Pero Luis XVI tiene derecho de veto sobre el legislativo, que lo ejerce la Asamblea Nacional. Los representantes se eligen por sufragio censitario, muy restringido. Se crea una división territorial dividida en 83 departamentos. Los jueces son nombrados y pagados por el Estado para asegurar su independencia y se aceptan los principios del liberalismo económico. El Rey jura la Constitución.

Se suprimen los impuestos indirectos y se crea un sistema fiscal basado en impuestos directos y equitativos. Se nacionalizan los bienes del clero, a la vez que se establece la elección de obispo y párrocos y se fija un salario por parte del Estado para el clero. Se acuerda la disolución de los conventos religiosos cuyos bienes van a parar a manos del Estado. Este hecho provoca el rechazo del Papa Pio VI y de las potencias europeas. El intento de huida de la familia real en 1791 y su detención por parte del nuevo estado provoca una oleada antimonárquica que se extiende rápidamente por todo el Estado francés.

La Convención o Asamblea Legislativa (octubre de 1791- Agosto de 1792).

            Tras la aprobación de la Constitución se convocan nuevas elecciones para elegir a 745 representantes a la Asamblea Nacional. Las primeras elecciones se harán a través del sufragio censitario (solo votan aquellos electores que están en el censo y a éste se accede por tener determinado nivel de renta.

            Paralelo al proceso revolucionario se desarrollan tres grupos políticos que van a ser elegidos en las primeras elecciones de la vieja Europa. Los grupos políticos son los siguientes: a) los girondinos, quienes defienden el sufragio censitario y la monarquía constitucional, así como una política de reformas moderadas, son representativos de la alta burguesía francesa, entre sus principales figuras destaca Brissot; b) los jacobinos, representaban los intereses de la burguesía media y las clases populares, defienden el centralismo y la República como forma de Estado, no reparan en medios (guillotina) para salvar la revolución, sus principales figuras fueron, Robespierre y Desmoulins; c) cordeliers, sans culottes o desharrapados, defienden los intereses de las clases más desfavorecidas, la república y la democracia como modelo de Estado, además del sufragio universal (masculino), destacan Danton y Marat.

            Las primeras elecciones dan la victoria a los girondinos por 250 diputados, quienes se sitúan en la derecha de la cámara, mientras que los cordeliers en el extremo izquierdo, de ahí las denominaciones de izquierdas y derechas.

La guerra contra Francia

            Las potencias europeas formaron una serie de coaliciones (5 coaliciones que van desde 1792 a 1809) que tratan de frenar el proceso revolucionario que amenazaba el orden establecido. Austria, Prusia, Gran Bretaña y España formarán parte de las primeras coaliciones. La primera coalición planea la invasión de Francia, desde el norte por Austria y Prusia y desde el sur por España. Francia organiza un ejército nacional formado por campesinos y artesanos sin ningún tipo de preparación, pero que con el tiempo se convierte en un ejército profesional, que además cuenta con la misión de defender sus derechos y libertades, e incluso de extenderlas ante el resto de países europeos.

            La Corona sufrió duramente las hostilidades de un pueblo que veía en María Antonieta un enemigo por ser a hija del Emperador Francisco I. Además el papel ambiguo del monarca Luis XVI le hizo ganarse la enemistad de un pueblo que consideraba que conspiraba con la propia Francia. Así se produjo el asalto al Palacio de las Tullerías en París en junio de 1792. El gobierno girondino suspende las funciones del Rey y se produce una reacción antimonárquica que culmina con la destrucción de las estatuas del monarca. La llegada de voluntarios marselleses extiende su himno Canto de guerra como el canto revolucionario, la marsellesa.

            Se convocan nuevas elecciones para Septiembre de 1792, pero esta vez por sufragio universal masculino, donde resultan ganadores los jacobinos con 200 diputados.


Fase exaltada: la Convención jacobina. (Septiembre de 1792 – Julio de 1794)

            El nuevo gobierno resultante debe hacer frente a una complicada situación. En el interior el sentimiento antimonárquico crece. Mientras, en el exterior, la coalición es derrotada por primera por las tropas francesas que avanzan hasta el valle del Rin. La radicalización de las posiciones se hace patente cuando el 21 de enero de 1793 el Rey es guillotinado previa decisión de la Asamblea Nacional (387 votos a favor frente a 334 en contra) que debate duramente sobre su papel e influencia entre los contrarrevolucionarios y la coalición internacional. Con el fin de mantener el espíritu revolucionario se crean distintos Comités, entre los que destaca el de Salud Pública, dedicado vigilar a los contrarrevolucionarios, quienes ejercieron de policía política y detuvieron y condenaron a muerte a miles de represaliados. Entre septiembre y diciembre de 1793 se detuvieron más de 4.500 personas, muchas de ellas condenadas a muerte.

            La época del terror o “Le Grand Peur”, es el nombre que recibe el periodo de gobierno jacobino de Robespierre, por la dureza y represión bañada en sangre de los condenados. Se elabora una nueva carta constitucional que recoge la democracia republicana como forma de gobierno, sustentada en el sufragio universal masculino, la leva en masa o servicio militar obligatorio y se impone una economía dirigida que trate de limar las diferencias sociales y asegurar el sustento a todos los ciudadanos. Precisamente el mismo éxito que supone la creación de un ejército popular frente a las potencias extranjeras supone e levantamiento en armas contra la República en 1793 de los campesinos de la Vandea (Vandée) quienes se oponían a la leva masiva, movimiento contrarrevolucionario que dura hasta 1796.

            Los excesos de un gobierno cegado por la sangre y obsesionado por la eliminación de los traidores, así como las ejecuciones casi diarias suponen un hartazgo popular que deriva en la pérdida de apoyo social que se verá fielmente representado cuando en julio de 1794 (mes de Thermidor) una serie de dirigentes políticos, con el apoyo del ejército y la pasividad social, liquidan por la fuerza la república igualitaria jacobina, condenando y ejecutando a Robespierre y a una centena de líderes de la represión (muchos de ellos pertenecientes al Comité de Salud pública).

Reacción Termidoriana y Directorio (Julio de 1794 – Noviembre de 1799)

            El desajuste económico producido por la fuerte caída de sueldos (50%) y la subida de precios (3%) hace que se produzcan unos disturbios en la calle que son aprovechados por los líderes de la oposición política y el ejército para actuar y detener a Robespierre y sus seguidores. En pocos días fue ejecutado el propio líder junto a 85 detenidos más.

El arresto y ejecución de Robespierre da por finalizada la fase exaltada. Los girondinos recuperan el poder, cierran los clubes de jacobinos y también de cordeliers y se abandona el tratamiento de Ciudadano y se recupera en tratamiento de Usted. Se elabora una nueva Constitución promulgada en 1795 (la tercera en menos de 5 años) en la que se proclama la República moderada. El poder está controlado por la alta burguesía. Se crean dos cámaras de representantes, el Consejo de los Quinientos que propone la lista de personas a elegir para el Directorio, renovado un tercio cada año; y el Consejo de Ancianos que son quienes votan la lista presentada. El poder ejecutivo recae en el Directorio, cinco personas elegidas para ejercer el poder ejecutivo. El modelo está sustentado en el sufragio censitario, retirando al pueblo la capacidad de decisión. Este sistema estaba concebido para evitar la concentración de poder a la vez que los excesos revolucionarios.

            El Directorio (1795-1799) se encuentra con la oposición de los jacobinos, representados en distintas elecciones y de los contrarrevolucionarios de Le Vendée, quienes son derrotados en 1796. El Directorio se propone actuar decididamente frente a los problemas interiores y la presión militar exterior. En el exterior, destaca la figura de Napoleón, quien consigue importantes victorias en Italia y Egipto e impone la Paz a Austria consiguiendo anexionar a Bélgica al territorio francés. El ambiente de exaltación producido por las victorias militares Napoleón se sitúa ante el Directorio como el hombre fuerte capaz de dirigir los destinos de una nación que ha sufrido importantes cambios y grandes convulsiones.

El Consulado: del golpe de brumario a la entronización Imperial (Noviembre de 1799 – Diciembre de 1804)

            El golpe de estado de 18 Brumario (9 de noviembre de 1799), establece un poder ejecutivo formado por tres cónsules, Sièyes, Ducos y Napoleón Bonaparte que se erige en primer cónsul. Se impone una nueva Constitución (1800) en la que la autoridad procede desde arriba pero la confianza desde abajo. Es decir, el primer cónsul tiene capacidad ejecutiva y legislativa, pero, si se considera necesario, se realizan consultas populares o plebiscitos para ratificar la acción de gobierno. El modelo diseñado por Sièyes no contempla la Declaración de derechos en el texto Constitucional. Tampoco la división de poderes. Se establece el sufragio universal en caso de plebiscito. El gobierno lo ejercen Notables municipales, departamentales y nacionales. Tras la Paz de Amiens en 1802 un plebiscito elige a Napoleón como cónsul vitalicio, redactando una nueva Constitución en la se concentra el poder en el Primer Cónsul. Restablece el orden interno con la creación de un eficaz Ministerio de Interior y una policía secreta de carácter político, además de promulgar un Nuevo Código Civil. El principio de igualdad se extiende en diferentes planos, en el fiscal, pues tributa a toda la población, y en el educativo pues se extiende el derecho a la educación.

La concentración de poder de Napoleón crece hasta la proclamación como Emperador en Nôtre Damme ante el Papa el 2 de diciembre de 1804.

El Imperio napoleónico

El planteamiento estructural del modelo de Estado Imperial es sencillo. Se respetan los principios y libertades de la revolución, pero matizado al arbitrio de Napoleón. Se crea una nueva nobleza afín al nuevo regente. El modelo de gobierno es por plebiscito, es decir, se consulta al pueblo en aquellos asuntos que el Emperador considera de interés común, concediendo el derecho de voto a todos los varones mayores de edad. El modelo de organización administrativa es centralismo absoluto. La policía adquiere más poder, se crean jurisdicciones especiales y los tribunales actúan bajo secreto de sumario. Se establece el control de la prensa y el culto católico como el único legal. Se reestructura el modelo de explotación agrario a la vez que se produce un auge de la banca y el comercio. El poder adquisitivo crece debido a la escasez de mano de obra, provocada por la guerra.

La evolución demográfica de Francia durante el proceso revolucionario es positiva, pasa de 28 millones en 1789 a 30’3 en 1815, incluso habiendo sufrido 1’3 millones de pérdidas entre el proceso revolucionario y las guerras.

La primera coalición, 1792, Francia consigue imponerse en el Norte de Italia y ampliar sus fronteras con la adquisición de Bélgica.

La segunda coalición, 1799, Francia derrota una gran alianza firmada por Gran bretaña, Rusia, Austria y Prusia, que termina con la Paz de Amiens, en la que Francia recupera gran parte de los territorios perdidos.

La tercera coalición, 1804, se produce la derrota franco española en Trafalgar, es decir, se impone la hegemonía británica en el mar, mientras que Francia se impone en el continente con la ocupación de Viena.

La cuarta coalición, 21806-1807, Francia ocupa Berlín, se reparten los territorios Prusianos y se acuerda la Paz de Tilsit con Rusia.

La quinta coalición, 1809, Francia con el beneplácito de Polonia y Rusia ocupa el Imperio austriaco.

Desde 1809 España se subleva contra Francia y desde 1812 Rusia rompe el tratado de Tilsit y Napoleón debe enfrentarse en dos frentes a la vez. La sexta coalición (1812-1814) consigue imponer los ejércitos aliados en Leipzig. Napoleón sale del poder en 1814.

La vuelta de Napoleón que escapa de su prisión de la isla de Elba en la costa italiana precipita la formación de la séptima coalición 1815 quien derrota definitivamente a los franceses en la batalla de Waterloo, en Bélgica y que acaba definitivamente con el Imperio napoleónico.

Napoleón consigue avanzar derrotando a Prusia y Austria por el centro de Europa. En el sur el Tratado de Fontainebleau le permite atravesar España y ocupar Portugal, con la excusa de que este país no participaba del bloqueo comercial que los franceses imponían a las mercancías británicas en el continente. El paso por España les facilita la ocupación del territorio peninsular.  Los países nórdicos quedan también bajo la órbita francesa a través de la elección de uno de sus generales, Bernardotte, que se establece en el poder. A diferencia de otros estados satélites, Italia, España, Holanda, etc.  Los suecos con Bernardotte a la cabeza, se sublevan contra Napoleón y salen de la órbita de influencia francesa.

Las derrotas napoleónicas empiezan en España, cuyo ejército, auxiliado por las tropas del general inglés Wellington, derrotan a los franceses en 1808 en Bailén, y en Arapiles y San Marcial en 1812. Los rusos por su parte también infringen duras derrotas por la táctica de tierra arrasada; retirarse y quemar los campos y esperar a que llegue el duro invierno ruso y acabe con un ejército exhausto y sin provisiones. El 16 de octubre de 1813 tras cuatro días de batalla en Leipzig Napoleón es derrotado y abdica en 1814. En 1815 vuelve al trono y es derrotado el 18 y 19 de junio de 1815 en Waterloo definitivamente. Napoleón es enviado a la isla de Santa Elena en el Atlántico sur donde es confinado hasta su fallecimiento el 5 de mayo de 1821.

En todos los países donde se instaló Napoleón se crearon gobiernos satélite, bien dirigido por sus familiares más cercanos, como José I en España, o por sus generales. En todos los casos se crean constituciones donde se establecen los principios políticos del liberalismo y permite la difusión de las ideas revolucionarias por toda Europa. Además en todos los países contaba con el apoyo de los llamados afrancesados. Personas que admiraban y sentían como propio el proceso revolucionario francés y que cuando este llega a su país participan activamente a favor de las reformas que traen los ejércitos napoleónicos. Napoleón consigue que se abandone la era de las Monarquías y reinos europeos y se inicia la era del liberalismo y de las naciones de Europa. Serán pueblos y naciones los que irán configurando una nueva Europa que incluso en el siglo XXI sigue configurando un nuevo mapa en el que cada nación desea la creación de un Estado propio.